jueves, 25 de noviembre de 2010

Tactica y estrategia

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto

por fin me necesites.

Mi poema favorito de Mario Benedetti

sábado, 20 de noviembre de 2010

Aprendiendo a querer! Poemas para un elfo.

Yo te pongo ropajes,
tú te quitas los miedos,
las barreras, los recuerdos,
la eficiencia, el seguro a todo riesgo...
Y de pronto,
te quedas desnudo de miserias,
y yo me vuelvo loca.
Y me pierdo.

Cuando se quemen, ardan,
se disuelvan en el éter del tiempo
las nubes de papel en que te meces,
fingiendo ante ti mismo,
quizá me encuentres junto a tu ventana.
Cuando menos lo esperes,
cuando tú no lo esperes,
cuando quizá ni esperes...

Pero tú no lo intuyes,
pero tú no lo quieres.
Quizá porque aún no sabes
que los versos
los escribe el objeto,
no el sujeto.

ANTONIO PARRA

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Crónicas de motel

me encontré con la doble de la Estrella

al abrirse hacia los lados la puerta del ascensor

y yo salía

y ella entraba

a las cuatro de la madrugada

y vi que estaba absolutamente pirada

le pregunté qué había tomado

dijo 6 Valium y Vino Blanco

porque hoy era el último día de rodaje

y le pareció que había que celebrarlo

jodiendo con algún tío del equipo

y colocándose

porque éste era su pueblo

y ella iba a quedarse

mientras nosotros nos íbamos

y la tortura de no ser más que una doble

dejada atrás

en un pueblo en el que le dolía haber nacido

estaba destrozándola ahora

de verdad

y eso hizo que volviera a avergonzarme

de trabajar como actor en una película

y provocar ilusiones tan estúpidas

de modo que me la llevé a mi habitación

sin planes respecto a su cuerpo

y ella se sintió desesperadamente decepcionada

intentó arrojarse por la ventana

y le dije que no valía la pena

no es más que una película estúpida

no tan estúpida, dijo ella, como la vida


SAM SHEPARD

lunes, 15 de noviembre de 2010

Charles Baudelaire

Embriáganse
Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.

El vampiro

Tú que, como una cuchillada;
Entraste en mi dolorido corazón.
Tú que, como un repugnante tropel
De demonios, viniste loca y adornada,

Para hacer de mi espíritu humillado
Tu lecho y tu dominio.
¡Infame!, a quien estoy ligado
Como el forzado a su cadena,

Como al juego el jugador empedernido,
Como el borracho a la botella,
Como a la carroña los gusanos.
-¡Maldita, maldita seas tú!

Supliqué a la rápida espada
Que conquistara mi libertad
Y supliqué al pérfido veneno
Que sacudiera mi ruindad.

¡Ay! el veneno y la espada.
Me desdeñaron diciéndome:.
-No eres digno de que se te libere
De tu esclavitud maldita.

-¡Imbécil! -Si de su dominio
Te libraron nuestros esfuerzos,
Tus besos resucitarían
El cadáver de tu vampiro.

Versión de María Fasce



La pasión


sicoactivos, pupilas dilatadas, lujuria, los excesos, el placer, el poco amor..
los suspiros, las caricias, la emocion, la percepcion, la entrega sin limites...
los sudores, los embaces de licor, las colillas en el piso...
los viajes que solo unidos de la mano dos cuerpos pueden hacer...
la satisfaccion del alma, la renovacion del espiritu, el libertinaje...
un momento inolvidable, el brillo de la noche, la luna llena, el recuerdo imborrable de la mente, una fantasía... un sueño que hasta que no se cumpliera no dejaba de ser una mentira, el poder de una expresión...el arte mas alto.



domingo, 14 de noviembre de 2010

Recursos de la autodestruccion.


Nacidos en una prisión, con fardos sobre nuestras espaldas y nuestros pensamientos, no podríamos alcanzar el término de un solo día si la posibilidad de acabar no nos incitara a comenzar el día siguiente...Los grilletes y el aire irrespetable de este mundo nos lo quitan todo, salvo la libertad de matarnos; y esta libertad nos insufla una fuerza y un orgullo tales que triunfan sobre los pesos que nos aplastan.

Poder disponer absolutamente de uno mismo y rehusarse: ¿hay don más misterioso? La consolación por el suicidio posible amplía infinitamente esta morada donde nos ahogamos. La idea de destruirnos, la multiplicidad de los medios para conseguirlo, su facilidad y proximidad nos alegran y nos espantan; pues no hay nada más sencillo y más terrible que el acto por el cual decidimos irrevocablemente sobre nosotros mismos. En un solo instante, suprimimos todos los instantes; ni Dios mismo sabría hacerlo igual. Pero, demonios fanfarrones, diferimos nuestro fin: ¿cómo renunciaríamos al despliegue de nuestra libertad, al juego de nuestra soberbia?...

Quien no haya concebido jamás su propia anulación, quien no haya presentido el recurso a la cuerda, a la bala, al veneno o al mar, es un recluso envilecido o un gusano reptante sobre la carroña cósmica. Este mundo puede quitarnos todo, puede prohibirnos todo, pero no está en el poder de nadie impedirnos nuestra autoabolición. Todos los útiles nos ayudan, todos nuestros abismos nos invitan; pero todos nuestros instintos se oponen. Esta contradicción desarrolla en el espíritu un conflicto sin salida. Cuando comenzamos a reflexionar sobre la vida, a descubrir en ella un infinito de vacuidad, nuestros instintos se han erigido ya en guías y fautores de nuestros actos; refrenan el vuelo de nuestra inspiración y la ligereza de nuestro desprendimiento. Si, en el momento de nuestro nacimiento, fuéramos tan conscientes como lo somos al salir de la adolescencia, es más que probable que a los cinco años el suicidio fuera un fenómeno habitual o incluso una cuestión de honorabilidad. Pero despertamos demasiado tarde: tenemos contra nosotros los años fecundados únicamente por la presencia de los instintos, que deben quedarse estupefactos de las conclusiones a las que conducen nuestras meditaciones y decepciones. Y reaccionan; sin embargo, como hemos adquirido la conciencia de nuestra libertad, somos dueños de una resolución un tanto más atractiva cuanto que no la ponemos en práctica. Nos hace soportar todos los días y, más aún, las noches: ya no somos pobres, ni oprimidos por la adversidad: disponemos de recursos supremos. Y aunque no los explotásemos nunca, y acabásemos en la expiración tradicional, hubiéramos tenido un tesoro en nuestros abandonos: ¿hay mayor riqueza que el suicidio que cada cual lleva en sí?

Si las religiones nos han prohibido morir por nuestra propia mano, es porque veían en ello un ejemplo de insumisión que humillaba a los templos y a los dioses. Cierto concilio consideraba el suicidio como un pecado más grave que el crimen, porque el asesino puede siempre arrepentirse, salvarse, mientras que quien se ha quitado la vida ha franqueado los límites de la salvación. Pero el acto de matarse ¿no parte de una fórmula radical de salvación? Y la nada, ¿no vale tanto como la eternidad? Sólo el existente no tiene necesidad de hacer la guerra al universo; es a sí mismo a quien envía el ultimátum. No aspira ya a ser para siempre, si en un acto incomparable ha sido absolutamente él mismo. Rechaza el cielo y la tierra como se rechaza a sí mismo. Al menos, habrá alcanzado una plenitud de libertad inaccesible al que la busca indefinidamente en el futuro...

Ninguna iglesia, ninguna alcaldía ha inventado hasta el presente un solo argumento válido contra el suicidio. A quien no puede soportar la vida, ¿qué se le responde? Nadie está a la altura de tomar sobre sí los fardos de otro. Y ¿de qué fuerza dispone la dialéctica contra el asalto de las penas irrefutables y de mil evidencias desconsoladas? El suicidio es uno de los caracteres distintivos del hombre, uno de sus descubrimientos; ningún animal es capaz de él y los ángeles apenas lo han adivinado; sin él, la realidad humana sería menos curiosa y menos pintoresca: le faltaría un clima extraño y una serie de posibilidades funestas, que tienen su valor estratégico, aunque no sea más que por introducir en la tragedia soluciones nuevas y una variedad de desenlaces.

Los sabios antiguos, que se daban la muerte como prueba de su madurez, habían creado una disciplina del suicidio que los modernos han desaprendido. Volcados a una agonía sin genio, no somos ni autores de nuestras postrimerías, ni árbitros de nuestros adioses: el final no es nuestro final: la excelencia de una iniciativa única - por la que rescataríamos una vida insípida y sin talento- nos falta, como nos falta el cinismo sublime, el fasto antiguo del arte de perecer. Rutinarios de la desesperación, cadáveres que se aceptan, todos nos sobrevivimos y no morimos más que para cumplir una formalidad inútil. Es como si nuestra vida no se atarease más que en aplazar el momento en que podríamos librarnos de ella.

Emile Cioran


Sobre mi autor favorito...


UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO

Antaño, si recuerdo bien, mi vida era un festín en el que se abrían todos los corazones, en el que todos los vinos hacían torrentes.

Una noche, senté a la Belleza sobre mis rodillas. - Y la encontré acerba. - Y la injurié.

Me armé contra la justicia.

Y escapé. ¡Oh hechiceras, oh miseria, oh aversión, es a ustedes solamente que confié mi tesoro!

Logré diluir en mi espíritu toda esperanza humana. Sobre todo júbilo, para estrangularlo, hice el salto cauteloso de la bestia feroz.

Llamé a los verdugos para morder la culata de sus fusiles mientras perecía. Llamé a los flagelos para ahogar con arena, la sangre. La desgracia fue mi dios. Me revolqué en el barro. Me sequé con el aire del crimen. Aposté con la locura.

Y la primavera me brindó la risa repugnante del idiota.

Pero, cuando estaba casi por decir adiós, resolví buscar la llave que me abriera las puertas del festín antiguo, donde quizás recuperaría el apetito.

La caridad es esa llave. - ¡Esta afirmación comprueba que estuve en un sueño!

Permanecerás como una hiena, etc ... exclama el demonio que me corona con duermevelas tan amables. Consigue la muerte con todos tus apetitos, y tu egoísmo y todos los pecados capitales.

¡Ah! He tenido demasiado: - Pero, querido Satán, se lo suplico, ¡tenga la pupila menos irritada! Y esperando esas vilezas que se retrasan, para usted que ama en el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas, le arranco algunas hojas ominosas de mi carnet de condenado.

Arthur Rimbaud



sábado, 13 de noviembre de 2010

El amor.

...te diré que esto que estas leyendo es tuyo.

Del Amor Verdadero y el Capricho
Que el amor verdadero nace naturalmente, en parte como consecuencia del amor universal. El mundo está conectado con hilos invisibles que unen personas, elementos, personas y elementos iguales, similares y opuestos. Que el amor verdadero no requiere presiones ni se presta a confusiones mayores acerca de su naturaleza, porque permanece firme ante sus convicciones; infringe tan sólo pequeñas dosis de dolor y hay poco o nulo interés en la posesión del otro. De allí mutan diversos tipos de amor que se le asemejan apenas en algunos de sus rasgos, como lo es precisamente el caso del amor posesivo que no es otra cosa que un amor excesivo hacia sí mismo.
Que el capricho es el amor forzado y compulsivo, donde no prima el bienestar del otro a raíz de una conexión espiritual previa. Caprichos son muchos amores injustificados, que nacen y mueren pronto porque nacen para cruzar el cielo a velocidades inhóspitas. Diríamos que en el amor verdadero no se pretende ganar nada en especial pero tampoco morir gratuitamente, mientras que en el capricho todas las acciones van intencionadas a provocar las reacciones esperadas.
Ese es un análisis somero de lo que son las dos cosas. Si ántes quise clasificar mi sentir en esas casillas, ahora inclino mi cabeza y le pido perdón al universo. Yo no soy nadie para clasificar los sentimientos, yo estoy aquí para llevar una vida de balance y por tanto, armonía. Eso implica amarme en justa medida y obrar solidariamente por quienes - como yo pisan este mundo, muchas veces para regalarles visiones de bondad y mostrar que aún es posible vivir sin devorar al otro, sin succionar su esencia, sin saquear sus bolsillos, sin alejarse a razón de vana independencia, sin aislarse, sin estancarse, sin muchas otras cosas abominables. Con esto intento decirte, que ya no es mi intención ponerle un nombre a los colores difusos que hoy pintan mis terminales nerviosas.

De Cómo Estaba
Uno nunca termina de conocerse, ya te lo había dicho. Ya, afortunadamente muchos seres tienen una buena conciencia de ello. Tendríamos que experimentar cada sensación posible y vivir cada evento probable más de una vez, para hacer nuestro propio protocolo de procedimientos. Eso es casi imposible! Y digo casi, para librar el margen de error que debemos concederle al destino. A veces tan sólo él sabe para donde se dirigen nuestros pasos. Yo soy una mujer de primeras impresiones, por lo tanto, técnicamente todo el mundo es bueno hasta que demuestre lo contrario; todo hombre y mujer merece mi cariño hasta que hace algo que va en contra de lo que considero lo correcto. Es curioso que a la hora de amar pueda ser tan abierta, y a la vez tan cerrada. A eso se le suma que soy sagitario, no sólo por lo que diga la astrología, sino por la semilla de riesgo y aventura que ha crecido en mí desde pequeña, sabor a comida tailandesa y mexicana, especies y picante. Las cosas inusuales donde no radique la maldad para sí o para alguien más son todas cosas que debo hacer ántes de dejar el mundo. Yo me he enamorado muchas veces, y he amado profundamente sólo dos. Esa última vez culminó en el 2005, y no necesito explicarte el proceso de mi último enamoramiento. Creo que sabes lo que basta saber. El enamoramiento es un paño de agua tibia. En verdad, el amor es de las pocas cosas que sí están en capacidad de penetrar las tinieblas de nuestro ser solitario. El enamoramiento es la lúz efímera de un encendedor sobre un cigarillo frente a nosotros. Me conociste estando sola y aún lo estoy, quién sabe hasta qué punto habrá avanzado este cáncer, hasta dónde te quiera yo y en qué proporciones te quiera mi soledad vampirezca. Yo quiero salvarte, por eso se que mucho o poco, te quiero. Aún no te amo, no puedo dejar que los delirios que llevo a lo largo del día se confundan con amor. Redondeando todo esto, haberme fijado en tí es una de esas cosas que no podía dejar de hacer. Aunque no hayan razones de peso ante la opinión pública para mi afecto, yo creo en mi voz interna, mi intuición, mi sexto sentido. Aún no tengo razones para sentirme avergonzada de haber puesto mi atención en tí.

De lo Que Siento
Cuando uno se da cuenta que el corazón de alguien más palpita en ritmos diferentes y que una de esas tonadas va enteramente dedicada a nosotros, queremos saber - o sólo me pasa a mi? - lo que sucede en cuestión.
Yo voy a ir más allá de lo que he dicho, para el deleite de tus ojos o el detrimento de tu alma, que es en última instancia algo que quisiera provocar. Yo me siento tu igual, y eso si que es algo nuevo. He encontrado coincidencias entre lo que soy y lo que son los seres que he amado en el pasado, pero no había pasado de ser meros detalles. Había tenido claro que los amaba porque creía ver mi complemento en ellos, lo que yo no era y tal vez quería ser; lo que como "niña de la generación barbie" siempre había soñado e idealizado. Ni en los cuentos de los Hermanos Grimm, mucho menos en los de Disney Walt, las princesas se parecen a su príncipe azúl! Ese es un buen punto a considerar. Tú eres extraño. Tú eres extraño porque te pareces a mí. Si fueses diferente, mi alma respiraría otro tipo de alivio - me atrevo a decirlo. Tal vez si te encuentro diferente con el pasar del tiempo, pueda dejar de quererte o disminuir esta magnitud. Los alcances de lo que siento están, me averguenza decirlo, muy en parte en sus manos. Yo ya me he puesto varios parámetros de resistencia que me han generado luchas internas, algunos se han cumplido y otros no. En algunas cosas ha primado mi voluntad, en otras la tuya. Me he vuelto una marioneta que termina preguntándose el por qué de sus acciones al finalizar el show, ya guardada en la caja, temiendo la llegada de un nuevo día y la irrupción de las manos del mago, sus dedos entre los hilos, una nueva función...
¿Que quiero? Caminar a tu lado. Caminar a tu lado el ratico que podamos caminar, seguir evitando el inevitable sufrimiento, hablar, reir, soñar en mutua compañía. ¿Qué quieres tú? ¿Para qué te sirvo yo?

De lo que Quiero Decirte. Mucha Atención!!!
Todo lo anterior es, aunque realista, todavía muy rosa en algunas dimensiones. ¿Qúiénes eramos ántes de "conocernos"? ¿Qué hacíamos en nuestro tiempo libre? ¿A quién le contabamos lo que ahora compartimos? Todo debe partir del respeto. Yo respeto la vida que llevabas, la que aún llevas. Sin embargo y obedeciéndo a mi filosofía de no quedarme con lo que siento, aquí están algunas cosas que también te quiero decir:
* Tú quieres tener un alma libre, y yo quiero decirte lo que pienso acerca de la libertad. A tí te han dicho que los seres humanos deben ser sin depender, como me lo han dicho a mi. Yo creo que esas consideraciones son falsas. Llevo poco trabajando en las ciencias humanas, algo más inmersa en ellas como estudiante, y la interdependencia ha sido una de esas pocas enseñanzas que me han quedado. Tal vez si eso de que la libertad es ser sin depender viniera de alguien que ha trabajado al servicio de sus semejantes durante toda su vida, le rendiría todo mi crédito, pero fíjate en la esencia de quienes nos lo han dicho. Ellos son seres rebeldes frente a estructuras sociales con las que no están de acuerdo, han tratado de hacer de sus vidas un modelo de libertad bajo el supuesto de no dependencia, y sólo han logrado desplazarse de la sociedad a un micro-mundo en el que consideran todo justo y pertinente (porque va acorde a sus juicios). Dime si se puede cambiar el sistema estando por fuera de él. Yo creo que no es posible, creo que la lucha de estas personas es vanal, y que si alguna vez nos conmovieron sus palabras o lo hacen ahora, es porque nuestras almas son como dos piezas de papel blanco que se prestan a ser libreta de notas en bastantes ocasiones. ¿No lo crees tú? Queda a tu sabio juicio.
Mientras llegamos a un consenso o a un no consenso, ¿por qué no hacemos un trato? me dices si sí, me dices si no. Alguna vez, intentaste conocerme a través de observaciones focales, de preguntas a terceros... de preguntas a cuartos y a quintos. Yo te concedo permiso pleno de interrogarme cuántas veces quieras, pero cuánto quisiera que no fuesen personas que no me conocen las que tienen palabras en su boca para describirme... Hagamos eso. Seamos egoístas un poquito, por un momento, y mantengamos este circulo de dos amigos cerrado. Hagamos de nuestra amistad - que es eso y tan sólo eso, una amistad donde sólo valgan nuestras preguntas, opiniones y decisiones. Creamos en que es un buen paso para ser libres, ese de poder tomar decisiones sin consultarle a alguien diferente a nuestro sistema de valores a nivel personal. Todos somos interdependientes cuando se trata de lograr un bien común, pero las decisiones personales de toman definitivamente por si solas. El sabor de culpar a otro por un mal consejo, no es precisamente de vainilla y chocolate. Afrontar el fracaso es más sencillo que afrontar la culpa que deja sobre nosotros la cobardía a no oír nuestros sentimientos - a tiempo y con atención. Tú lo sabes tan bien como yo.
* No quiero de esta amistad una competencia, o un nido de elementos para combatir con otros. No quiero que apoyemos presunciones, ni propias ni ajenas. ¿Por qué digo esto? Díme tú.
* Quiero que tengamos derecho a dudar, así como el derecho a oír la verdad sea esta bella o dolorosa. La verdad es limpia, nos purifica.

De lo que no es
Soy tu amiga y no quiero ser nada más. Hasta ahí llegan mis funciones. Si tienes un pregunta que yo no pueda responder, háztela tú. ¿No puedes escuchar tu voz interna? Cierra los ojos. Cuando cierras los ojos, es cuando puedes oír los gemidos de tu pecho con claridad. ¿Que dicen tus gemidos? ¿Estan contentos, o desfallecidos?

Yo soy tu amiga, y te quiero.

"Te escribo para que tú sepas lo que ya sabías, aunque no lo dijeras"

Esto lo encontre en un blog, es cortesia de Pio Hefner.

Me gusto mucho y por eso lo publique.